venerdì 20 febbraio 2009

Enamorarse: el empobrecimiento del Yo
A propósito del dia de Sn Valetin
Daniella Alejandra Arancibia Tello

Siempre me ha llamado la atención, la necesidad constante que tiene cada ser humano de buscar compañía. Algunos son mas exigentes en la búsqueda, otros no lo son tanto...pero cada quién de forma explícita (los mas osados y asumidos) o tácita, dia a dia buscan sueñan o esperan encontrar alguien con quien compartir sus vidas. ¿Qué proceso tan poderoso invade nuestro ser cuando por fin damos con la persona adecuada?. El sentirse enamorado pareciera nos dá una nueva perspectiva de la vida, aumenta nuestra capacidad de soñar e ilusionarnos mucho mas que cuando estamos en solitario. Lo cotidiano pareciera tener una significación distinta y la autonomia e independencia se diluyen al momento de sentirnos acompañados. Nos sentimos por fin completos, con nuestros espacios y tiempos ocupados. Una paradoja para este sentir, en apariencia de plenitud, es la que puedo mencionar a propósito del Narcicismo (Freud) y de cómo desde la infancia, el ser humano debe aprender a superar ese estado de omnipotencia. El comprender la existencia de un otro que desde la infancia resulta necesario, implica despojarse de la líbido yoica y transformarla en líbido objetal. De esta manera, el estado de enamoramiento implica un empobrecimiento del Yo, ya que es la consecuencia de la transferencia de la libido hacia un otro, el objeto de amor. ¿Cómo se explica entonces que este empobrecimiento lo percibamos tan placentero y lo busquemos constantemente a lo largo de toda nuestra vida?.¿Por qué las rupturas amorosas son tan doloras si gradualmente se recupera la líbido y se vuelve al estado basal, el que por si solo antes nos bastaba?. Tal vez la compañía de un otro en nuestra vida, nos hace creer que nuestra característica de ser seres subjetivos, es decir, capaces de significar e interpretar de manera peculiar y única nuestra realidad es posible compartirla. Cuando nos enamoramos, se tiene la convicción de que existe un otro que comparte nuestra misma visión de la vida, las mismas ilusiones y similares problemáticas.¿Pero es esto realmente posible? Frente a lo anterior se puede hipotetizar la decepcionante conclusión de que hacer coincidir subjetividades resulta tan problemático como el explicar una felicidad basada en la miseria personal.....Al parecer lo único que no complica frente a estos cuestionamientos es asumir (con mayor o menor entereza) que la motivación de encontrar a la persona adecuada, resulta para la mayoría de los seres humanos necesaria, no solo porque perturba nuestra inercia existencial sino porque se constituye en el escenario donde los actores ratificamos constantemente nuestra condición de ser humanos.
Agradezco a Alberto por invitarme a participar en su blog.
17.02.2009. Daniella, Chile (JAY).

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